lunes, 20 de julio de 2009

El Royal Ballet en Cuba

Prensalatina
La presencia en Cuba de la compañía británica Royal Ballet ha marcado un punto alto en la historia de la danza en esta pequeña nación caribeña, donde las artes y su disfrute son derechos legítimos y absolutos del pueblo.

La prestigiosa agrupación hizo su debut en el Gran Teatro de La Habana, como antesala de sus presentaciones finales en el Teatro Kart Marx, éste con capacidad para unos cuatro mil espectadores.

¿Qué hacen el Royal Ballet y sus encumbradas figuras en una isla cuya población ronda los 11 millones de habitantes?, ¿cómo es posible que las lunetas todas agotadas de antemano, se hayan vendido al precio de 20 pesos cubanos (unos 75 centavos de dólar)?

Quizás pueda servir de argumento para la respuesta
la imagen de la prestigiosa ballerina y directora del Royal Ballet, Mónica Mason, haciendo sobre el escenario una profunda reverencia de realeza ante la persona de la prima ballerina assoluta de Cuba, Alicia Alonso, frente a un público estremecido.

Quizás, el reconocimiento que a nivel internacional del trabajo prolongado y hondo del Ballet Nacional de Cuba (BNC), fundado por ella con el apoyo total de las instituciones revolucionarias y sus principales figuras, que ha producido cientos de bailarines y talentos de renombre mundial como las llamadas Cuatro Joyas: Mirta Plá, Loipa Araújo, Aurora Bosh y Josefina Méndez.

La presencia del Royal Ballet, con su mosaico de técnicas diferentes, es algo más que un suceso cultural relevante, como lo calificó un colega.

Mason aclaró que está motivada, en primer lugar, por la prominencia de Alicia Alonso y los maravillosos bailarines formados en Cuba, así como por la admiración a Carlos Acosta, uno entre los estelares artistas formados por el BNC, nacido y criado en una barriada humilde de la capital cubana.

Se que la danza es esencial para la cultura cubana, dijo la directora del Royal Ballet a su llegada y agregó: La danza vibra en el corazón del pueblo, algo que deben reconocerle a Alicia Alonso por la contribución que ella ha hecho en esta isla a lo largo de tantos años.

Es cierto: las tablas están de fiesta porque se comparten honores con la actuación del Royal Ballet de Londres, de sus 96 bailarines de 19 nacionalidades.

El hecho ocurre en un lugar -afirmó uno de ellos- donde el gusto por la danza y el ballet clásico está inculcado hasta en los barrios obreros.

El debut de la compañía, el martes pasado en el Gran Teatro de La Habana, fue calificada de apoteósica -tanto como para superar las expectativas-, con un programa diverso.

Fue un paseo de lo clásico a lo contemporáneo, a través de piezas como Chroma, One month in the country, Voices of spring, Romeo y Julieta, Farewell, Thais o El corsario, que dejaría en el silencio interrumpido -y en espectacular remate- el vuelo de Viengsay Valdés hasta los brazos de Thiago Soares.

El público, afectuoso y conocedor, fue arropado por el virtuosismo y, sin otra opción, cayó a los pies del esperado espectáculo, haciendo valedera la máxima martiana de honor a quien honor merece.

Como se esperaba, brillaron en lo más alto los puntales actuales de la agrupación: el británico Edward Watson, la española Tamara Rojo, la estadounidense Sarah Lamb y el italiano Federico Bonelli, Mara Galeazzi y Thiago Soares, Roberta Márquez y Watson, Leanne Benjamín y David Makhateli, y por supuesto, el cubano Carlos Acosta.

El miércoles último se rindió homenaje a la Diva Cubana de la Danza y el hecho ocurría en caprichosa coincidencia con el día en que Alicia bailó por primera vez Giselle en el Covent Garden de Londres, en 1946.

La veterana compañía británica, fundada por Dame Ninette de Valois en 1931, realizará cinco presentaciones en Cuba, la última de las cuales será el sábado 18 de julio.

El Royal Ballet es el conjunto danzario de mayor relieve del mundo occidental que visita a Cuba en los últimos 40 años, desde la estancia en la isla del Ballet del Siglo XX, de Maurice Béjart, en 1968, según coinciden expertos.

íBravo! por la danza y las artes, por ese lenguaje universal que tiende puentes hacia lo infinito, tan lejos como no alcanza la vista.

Antes de que finalice el año, los cubanos tendrán otra ocasión de lujo con la presencia en la isla de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, cuya presentación ha sido confirmada por su director Zarin Mehta.

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